Querido lector,
Esta revista tan amada para los que la elaboramos y participamos
en ella llega a su fin. Nos hemos dado a la tarea edificante
de reunir talento, arte y palabra en un sólo lugar.
¿Para qué? ¿Por qué? Es incierto.
Pero hubo un hambre de regocijarnos en el quehacer artístico,
de enseñárselo a quien lo quisiera apreciar, de construir, de
sumergirnos en el amor que sólo se puede tener por algo
cuando hay búsqueda, pasión y plenitud en el espíritu. Cada uno
rindiendo un homenaje a su actuar, a sus demonios, a vivos y
muertos, a los días invertidos, a la satisfacción que sólo los artistas
llegan a acariciar.
Sólo nos queda agradecer en nombre de cada uno de ellos a
nuestros lectores por hacer lo propio y dejarnos alcanzar su
mente y hacer sinapsis con ustedes. Es hora de cerrar la contraportada,
tomar los seis números del Mentidero y sonreír con el
“saudade” que viene cuando se termina un proyecto satisfactoriamente,
sonreír como el sol, llorar como el rocío y atesorar el
arcoiris.
Este es el amor del que hablo.
Los Editores.
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