Fragmento :
-¿Lo sientes? - dijo
-¿Que?
-Mi corazón, pendejo, ¿no lo sientes latir?
Con las yemas de los dedos explore la superficie que se me ofrecía : la blusa de lino y los pechos de Brígida enmarcados por un sostén que adivine muy pequeño para contenerlos. Pero sin rastro de latidos.
-No siento nada. -dije con una sonrisa.
-Mi corazón, buey, ¿No lo escuchas latir?, no sientes cómo me rompe de a poco?
-Oye perdona, no escucho nada.
-Cómo vas a escuchar con la mano, cabrón, sólo te pido que sientas, ¿No sienten nada tus dedos? ...
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