Eclipse somnífero, si hace dormir a las gallinas de Bogotá igualmente a las personas con un suave soplido en sus nucas y espaldas, con un runruneo en sus oídos, orejas.
Eclipse que sopla y susurra alguna frase o verso escapada de algún sueño roto. Eclipse como una olla negra, desvela en un tiempo atemporal algún secreto. Sol negro que araña los ojos. Quizás no son susurros, secretos o sueños lo que el eclipse guarda en su interior sino que despide mosquitos a la atmósfera, mosquitos musicales. Muchas fotos esparcidas por la habitación y mi preferida era el eclipse. Amuleto de eclipse, carta postal. El eclipse tacha con sombras los objetos, los árboles, cada roca, cada piedra, cada casa, cada persona, cada cual; como una tinta que se desborda en un dibujo y hace aguas. Agujero perfecto hiriente que encandila hasta a las ranas y culebras, mariposas y hormigas. Hipnotiza cual flor blanca llamada “La Borrachera” con su escopolamina quitándote la voluntad entera. “Me queda embelesada en Colombia”. La preciosa luna caprichosa mostrando su colección de espejos en múltiples destellos como cuchillas de sangre. Ah!! No, que no son espejos -había creído que sí, sino que eclipse de luna con luna de sangre. Hoy dormiremos el doble o el triple- en plena noche el eclipse te besa y te vuelve a dormir dentro de tu sueño. Mil sueños encadenados sin poder despertar si quiera para poder contemplar la luna. Con una paja absorbo ésta luna como fuera leche nocturna. Luna acuática y líquida con mil temblores eclépticos. Los selenitas bailan ésta noche su danza gris conformando anillos complejos como si de una boda se tratara. Negrura el brindis. El eclipse es un talismán y ésta noche es mágica. Hoy recuerdo esa luna perdida en su propio baile de humo blanco, humo blanco como de fuego limpio.
Raquel Kechrimpári estudia arte, dibuja escritos, escribe dibujos y le encanta la música como deleite de los sentidos"
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